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Madrid F.C. contra Racing Club aplazado 19 de  noviembre de 1916

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La lluvia impidió que se jugase el pasado día 19 el partido de campeonato que estaba anunciado entre el  «Madrid F. C.» y el «Racing Club», de esta Corte.

Y si bien es verdad que esta lluvia enfureció á la afición que tan ansiosamente esperaba este encuentro, el cual ha quedado aplazado para el día 3 del próximo diciembre, también es verdad que ha facilitado, de momento, solución á un conflicto que, con motivo del mencionado encuentro, se había planteado.

El conflicto á que me refiero no es otro sino que, el sábado 18, á las nueve de la noche, esto es, dieciocho horas antes de la celebración del citado partido, no se encontraba quien quisiera arbitrar el encuentro, y así lo había comunicado oficialmente el Colegio de Referees á la Federación Regional Centro, la que se constituyó en sesión, la noche del expresado día 18, para ver qué solución se le daba al conflicto: solución que, previo sorteos, excusas, indisposiciones, etcétera,etc., llegó á encontrarse,pero no ciertamente á gusto de todos, aunque otra cosa pareciera; así es que por eso digo antes, que la lluvia del sábado fué la que verdaderamente conjuró el conflicto.

Hay que desengañarse, que el cargo de arbitro va resultando bastante molesto y hasta comprometido en algunos casos, para que se desempeñe por puro sport, porque, francamente, es ya demasiado desinterés el prestarse á que algunos señores del público, escudados en la impunidad que quedan, no se priven de lanzar á los referees cuantos insultos y groserías les surgieran sus cálidas imaginaciones.

Todas estas razones y otras más que no son del caso, han debido ser seguramente la base en que se ha fundado el Colegio de Referees de la Región Norte, para establecer en su Reglamento remuneración á sus miembros cuando actúan como tales. Esta idea, aquí en la Región Centro, se mira con cierta prevención, prevención de la que yo participo, pero pueda ser que en el Norte tengan razón.

Es perfectamente lógico y natural que no haya nadie que quiera prestarse á recibir como único beneficio por su trabajo, que no es poco, ofensas, insultos y groserías, y así ha sucedido que ha llegado el día que no se ha encontrado un abnegado que se prestara á ello.

Y claro es que, como el malestar que á los referees produce esta actitud poco correcta del público, no puede desahogarlo con el público mismo, ha habido ya un caso, que ha querido hacerlo con la prensa; esto no es lógico ni admisible, porque, al fin y al cabo, la prensa, en la inmensa mayoría de los casos, ha defendido y amparado á los referees, y cuando los censura, lo hace en forma tal, que en nada pueda molestar la honorabilidad del juzgado.

A propósito de ésto, Balompédico nos hace á los demás cronistas deportivos, una invitación en la hoja de sport que nuestro querido colega La Tribuna publicó en su número correspondiente al día 14 de este mes; y he de contestar á Balompédico, correspondiendo á su invitación, diciendo, que á mi modo de ver, es perfectamente lícito, y hasta obligatorio en nosotros, juzgar la actuación de todo aquel que en partidos de pago salga al campo de juego á desempeñar en él cualquier cometido, sea el que fuere, siempre y cuando el juicio que de esa actuación se publique, sólo y exclusivamente á ella se refiera, y que, además, esté expresado en forma tal de corrección que en nada pueda molestar la más sensible suceptibilidad.

Siguiendo esta norma, como hasta ahora ha seguido Balompédico, y como yo pienso seguirla, pese á quien pese, estoy seguro que nadie, que sea razonable, tratará de regatear la libertad de critica, y si alguien, valiéndose de medios más ó menos amenazadores, tratara de hacerlo, de antemano le digo que no lo conseguirá, porque ya vamos siendo lo suficientemente creciditos para que nos asuste el coco.