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Madrid F.C. contra Sporting de Lisboa Diciembre 1915

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En Madrid se han celebrado tres partidos entre el equipo del «Sporting de Lisboa», dos del «Madrid F.C.» y uno del «Athletic».
El equipo lisbonense es uno de los más completos que han venido á Madrid desde que en la corte se juega al fútbol Componen ese equipo los jugadores
siguientes:
Paiva Simoes -Amadeo Cruz – Jorge Vicira – Benventura de Silva – Arturo Pereira – Raúl Barros – Marcelino Pereira – Jaime Gonsalves – Alfredo Perdigao – Francisco Strompa – John Armoo

Todos ellos son gente fuerte, y, según probaron en los dos primeros partidos, lo mismo juegan claro que turbio, adaptándose al género de liza que les ofrece el contrario.

El tercer partido puede dejarse fuera de la cuenta, pues el equipo portugués estaba verdaderamente agotado, no ya por el juego de los dos partidos primeros, sino por la
índole del segundo, que fué una verdadera paliza reciproca entre athléticos y portugueses.

Llévanse éstos á Lisboa dos victorias y un empate en esta forma:
2 á 1 contra el «Madrid», el primer día; 3 á 1 contra el «Athletic», el segundo,
y empate á 1 con el «Madrid» el tercer día.

La nota desagradable fué la caída desgraciada del jugador portugués Barros, el segundo día, con la mala suerte de producirse la fractura, por fortuna incompleta, de una pierna.
El tercer día también el jugador Espinosa, antiguo gimnástico, y hoy del «Madrid», sufrió una dislocación de muñeca.

Al estado deplorable del campo convertido en inmundo barrizal por las lluvias pertinaces, han de atribuirse estos dos accidentes.
Púsose, además, de manifiesto que, para poder alternar con los equipos extranjeros, es indispensable tener campos verdes, pues en campos yermos y duros no se explica el fútbol auténtico.

Si los clubs madrileños no tienen medios para sostener el gasto de agua que lleva anejo el cuidado de campos de yerba, encargúense entre todos, con su federación regional, de resolver el problema en forma que pueda haber un campo verde siquiera, en la corte, para partidos internacionales y campeonatos y demás competiciones interesantes.

En ese campo podrían celebrarse los partidos de pago, y así, los demás campos podrían, automáticamente, quedar exentos de tributos de todo género, carga penosa que no todos pueden soportar y que jamás podrán resarcir con los ingresos de partidos de pago, si no se hace un calendario deportivo que permita á todos los campos (mientras no se hace uno solo bueno) disfrutar de la «gracia de Dios».

La representación madrileña en estos partidos quedó bastante mejor de lo que era de esperar, dada la enorme desproporción existente entre los portugueses y nuestro equipo